Hosting clásico, VPS o Cloud Hosting: la elección que puede salvar tu web
28 de noviembre de 2025 | Jordi Genescà Prat

Ya tienes una web —corporativa o ecommerce— y probablemente no pienses demasiado en tu hosting… hasta que algo falla. Mientras todo funciona, parece un detalle técnico más. Pero cuando la web empieza a caer, ir lenta o mostrar alertas de seguridad, entendemos la realidad: no todos los hostings son iguales, ni todos protegen igual.
El tipo de hosting que uses hoy puede determinar si tu web crece con tranquilidad o si convives con riesgos silenciosos que tarde o temprano explotarán.
El hosting clásico: barato… pero lleno de vecinos (y riesgos)
El hosting compartido —el más antiguo y todavía usado por más del 37,6 % del mercado global— funciona como un edificio lleno de vecinos. Cada web ocupa un piso, pero todos comparten las mismas tuberías y recursos. Si un vecino causa un problema, todos lo sufren.
En la práctica:
- Si otra web del servidor se infecta, tu web puede contagiarse.
- Si alguien sube malware, Google puede bloquear varias webs, incluida la tuya.
- Si una web recibe un ataque, tu sitio puede caerse sin aviso.
- Si otra web consume demasiados recursos, tu sitio se vuelve lento.
Para tus usuarios, si tu web funciona mal, simplemente se van. Y para Google, una web lenta o vulnerable merece perder posiciones. El hosting compartido funciona… hasta que deja de hacerlo. Y cuando falla, falla para todos.
VPS: un paso adelante, pero aún con limitaciones físicas
Muchos proyectos que sufren problemas en hosting compartido migran a un VPS. La diferencia se nota: recursos dedicados, más rendimiento, más control.
Pero un VPS depende igualmente de un único servidor físico:
- Si ese servidor falla, tu web cae con él.
- Escalar recursos no siempre es inmediato.
- Si no tienes conocimientos técnicos, su mantenimiento puede complicarse.
Es una mejora real, pero no elimina todos los riesgos.
Cloud Hosting: el modelo que elimina vecinos y reduce riesgos
El Cloud Hosting cambia completamente el enfoque. En lugar de vivir en un solo servidor, tu web se aloja en una infraestructura distribuida que absorbe fallos, ataques o picos de tráfico.
Sus ventajas clave:
- Redundancia real: si un servidor cae, otro toma el control.
- Aislamiento de recursos: sin webs vecinas que puedan infectarse o saturarse.
- Escalabilidad sin interrupciones: la nube asigna más recursos automáticamente ante picos de tráfico.
Por eso tantas empresas migran a la nube: no es moda, es seguridad, estabilidad y crecimiento sostenible.
¿Por qué replantearte el hosting si ya tienes una web?
Porque tu hosting actual puede estar frenando, debilitando o poniendo en riesgo tu proyecto:
- Podrías estar compartiendo servidor con webs infectadas. El riesgo está ahí cada día.
- Tu web podría estar lenta por culpa de otros. Y Google te penaliza a ti.
- Tus datos pueden estar expuestos. Ataques dirigidos a otros sitios pueden afectarte.
- Un pico de tráfico podría tumbar tu sitio. Incluso algo positivo puede convertirse en caída total.
- Tu crecimiento puede estar limitado. Más visitas, productos o páginas requieren una infraestructura flexible.
La pregunta importante no es “qué hosting existe”, sino:
¿Estás cómodo asumiendo los riesgos del que usas ahora?
- Hosting compartido → riesgo alto, control bajo.
- VPS → riesgo medio, control medio.
- Cloud → riesgo mínimo, estabilidad y crecimiento real.
Si tu web es importante para ti —vende, te representa, atrae clientes o contiene datos— la infraestructura sobre la que se sostiene es crítica.
El hosting es como los cimientos de una casa: si se hunden, todo se hunde.
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